martes, 21 de octubre de 2014

Opinión: "Las necesarias reformas al sistema penal deben comenzar por la cárcel, pero..."


Por Marcelo Carlos Romero - Fiscal del Ministerio Público 

Inaugurar cárceles es políticamente incorrecto. Nadie quiere la foto cortando cintas entre rejas y muros. Nadie quiere el epígrafe "Ellos construyen cárceles... Nosotros construiremos escuelas, hospitales y fábricas", en los afiches de la próxima campaña electoral... Y de la próxima. Y de la próxima.

Inaugurar cárceles supone inversiones millonarias en obras públicas de arquitectura antipática; sin posibilidad de marquesinas, fotografías gigantes del gobernante de turno, color de pintura partidaria o carteles que indiquen "Fulano cumple"...

Inaugurar cárceles trae aparejado la obligatoria capacitación de cientos de efectivos del Servicio Penitenciario y la provisión de logística (armamento, protección de los internos y del personal, sistemas electrónicos de seguridad, etc.). Hay que instalar, organizar y mantener cocinas, comedores, baños, locutorios para abogados, sitios para recreación y visitas familiares, talleres, etc.

La cárcel es una pequeña ciudad entre muros. Con organización y gobierno interno. Pero, además, debe ser un sitio que -amén de la seguridad para carceleros y encarcelados- brinde la posibilidad de 'resocializarse' al que decidió o fue empujado por las circunstancias a cometer un delito, a convertirse

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