martes, 18 de septiembre de 2012

Internacional: Claves del culebrón histórico que explica la pelea entre China y Japón por “las islas del tesoro” Senkaku/Diaoyu

La dinastía Ming, guerras, un empresario japonés y yacimientos petrolíferos son los ingredientes de esta explosiva disputa sobre unos islotes deshabitados en medio del Mar de China Oriental. ¿Senkaku o Diaoyu? Esa es la cuestión.

Patrulleras chinas en aguas disputadas recrudecen el conflicto con Japón
Desde tiempos antiguos, las Islas de “Diaoyu”, pertenecieron a China. O eso dice Pekín. La República Popular asegura que fue su pueblo el que descubrió los islotes y los explotó primero. Antes del siglo XV los emplearon como marca de navegación.“Desde los años iniciales de la dinastía Ming [1368], las Islas de Diaoyu se pusieron bajo jurisdicción de la defensa costera de China.

Este hecho fue reconocido por Japón en términos explícitos (…) hasta finales del siglo XIX”, defendió el número dos de Exteriores chino, Le Yucheng, en un discurso el pasado 14 de septiembre.Pero Japón sostiene que a finales del siglo XIX estuvo diez años examinando las islas que llama “Senkaku” para asegurarse de que estaban deshabitadas y fuera del control de China antes de incorporarlas a su territorio en enero de 1895. Bajo su punto de vista, eran una “terra nullius”.


Por el contrario, China mantiene que su soberanía es incuestionable. “Las Islas de Diaoyu (…) han sido territorio inherente de China desde tiempos antiguos”, ha repetido hasta la saciedad el ministro de Exteriores del país, Liu Weimin.1895, el año en que se enrevesó todoPekín argumenta que Tokio aprovechó una guerra que enfrentó a ambos países vecinos entre 1894-95 para ocupar “ilegalmente” el territorio.

El Ministerio de Asuntos Exteriores nipón, por su parte, afirma que nunca formaron parte de las Islas de los Pescadores de la dinastía Quing de China, que cedió a Japón este segundo archipiélago en mayo de 1895. Así, las islas de Senkaku tampoco habrían estado incluidas en esas Islas de Pescadores a las que Japón renunció en el Tratado de Paz de San Francisco (Japón-EEUU, 1951).Bajo ese acuerdo firmado tras la Segunda Guerra Mundial, lo que nadie discute es que otros islotes en disputa sí estuvieron bajo la administración de EEUU hasta que volvieron a manos niponas en 1971 mediante un nuevo tratado.

China está de acuerdo en que las islas no pasaron a la administración estadounidense mediante el acuerdo de San Francisco, pero asegura que EEUU se apropió de ellas “arbitrariamente” en 1953 al expandir el actual archipiélago de Okinawa ganado a Japón gracias a aquel acuerdo.Pero es que tras la Segunda Guerra Mundial también se firmó la Declaración de El Cairo. Según China, aquel documento y el Tratado de Potsdam devolvían los islotes a su país.Uno y otro aseguran que existen documentos que sostienen su postura. Japón incluso recurre a la biblioteca geográfica para citar el Nuevo Atlas de la República de China publicado en 1933 en el gigante asiático. Por lo visto, el atlas en cuestión presentó las Islas de Senkaku como parte de Japón.

Las islas del tesoro“El hecho de que China no expresara objeción alguna al estatus de las Islas bajo administración estadounidense por el artículo III del Tratado de Paz de San Francisco, claramente indica que China no consideró las Islas Senkaku como parte de Taiwán”, asegura la postura oficial del Ministerio de Exteriores japonés. “No fue hasta la segunda mitad de los años 70 cuando emergió el desarrollo de las reservas petroleras en el Mar de China Oriental, cuando el Gobierno de China y Taiwán empezaron a plantear preguntas sobre las Islas Senkaku”.

Pekín responde que en el tratado de paz sino-japonés de 1978, ambos países acordaron “dejar el asunto de Diaoyu para que se resolviera más tarde”, citaba Le Yucheng en su reciente intervención. El gobierno de Wen Jiabao reprocha que Tokio se haya cerrado ahora en banda sin dialogar de nuevo sobre la problemática.Lo cierto es que cuatro de los cinco islotes en disputa estaban en manos privadas, las del empresario septuagenario japonés Kunioki Kurihara.

A él le ha comprado Japón tres de los islotes, cuya zona no solo es rica en petróleo sino también en gas natural.Desde que se anunciara la futura adquisición el pasado abril, hasta la transacción final acordada el 10 de septiembre, China ha estado pendiente de los acontecimientos. Se queja de que su vecino nipón nacionalice unilateralmente esas islas.Aguas revueltas en una relación de 345.000 millones de dólaresSeis buques de vigilancia chinos llevan rondando la zona marítima desde el pasado viernes 14 de septiembre. Un millar de barcos esperaban reunirse en estas horas con ellos, mientras la importante relación comercial entre ambos países ya se ha visto deteriorada: el año pasado supuso un intercambio por valor de 345.000 millones de dólares, según Reuters.

En un país donde habitualmente se prohíben las protestas públicas contra el gobierno, esta vez Pekín no pone problemas a las manifestaciones de ciudadanos chinos contra Japón. En el pasado fin de semana se propagaron hasta por 85 ciudades del gigante asiático, según la agencia de noticias nipona Kyodo.En algunas protestas violentas arremetieron no solo contra legaciones diplomáticas, sino también contra fábricas, restaurantes u otros negocios nipones en suelo chino.

Tal fue el susto, que empresas como Panasonic o Canon cerraron algunas de sus fábricas al menos hasta este martes 18 de septiembre, según diversas informaciones.Mientras EEUU prefiere mantenerse al margen de este culebrón histórico en el que también jugó un papel, Pekín y Tokio aseguran querer que su conflicto bilateral se resuelva en las Naciones Unidas.

Sin embargo, en China goza de superioridad en ese órgano mundial, al ser uno de los cinco países con capacidad de veto en el Consejo de Seguridad. ¿Servirá de algo una posible intervención de la ONU para calmar unas aguas así de revueltas?

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